lunes, 9 de febrero de 2015

CUANDO EL DIABLO NO TIENE NADA QUE HACER

LAS COSAS DE MI AMIGO MANUÉ

Chascarrillos

V


Manué, no me líes otra vez  con esas historias tuyas para no dormir joder, que tengo todavía que hacer un montón de cosas y fíjate tú la hora que es. ¿Si llego a saber que estás aquí  tomando el sol a la recacha como los lagartos? no bajo a comprar el pan, aunque me hubiera tenido que comer los garbanzos con rebanadas de bimbo, que eso si que sabe mal.

¡Cucha picha¡ párate un rato aquí conmigo joé, que tienes siempre má prisa que mi Lola con cagaleras.

¿Tú ta’cuerdas da’quel gachó que vivía al lao de la parada del autobú? En er 48 creo que es.

¿Aquél que tenía una coleta de caballo?

¡Si, er mesmo¡ aque’r tío que parecía un funcionario de ventanilla, más serio que’r que se la lió a Manolete. Pos fíjate tú, picha ¡casualidades de la vía¡ el otro día me’nteré ¡y es de güena fuente, eh¡ que ya sabes tú que mi servicio de información es de primera división como mi Cái.

Pero que cojones dices Manué, si tu Cái está en segunda división B, que hace ya una pila de años que no se le ve el plumero por el Santiago Bernabéu.

¡Calla picha¡ no me lo recuerdes, que hasta se me quitan las ganas de trabajá.

¿Trabajar tú Manué? Pero si tu estas jubilado desde los treinta so mamón, que cada vez que pienso en el dineral que me quitan a mi del -i erre pe efe- ese todos los meses, para pagarle a los cuatro rajamantas como tú, me dan ganas de coger el lanzallamas y chamuscarle los bigotes a todos los tíos esos de la Hacienda Pública.

Güeno picha no te pongas así joé, y déjame que te cuente. Que no te callas ni debajo l’agua, y luego dices tú que soy yo er que no te deja hablá.
Pos resurta que’r jueves pasao se encontró con un amigo que hacía ya una jartá que no se veían, y hablando de sus cosillas se entera que su amigo s’abía separao hacía tres meses, pero que no se le veía por ello mucha pesadumbre que digamos, al contrario, que como que estaba hasta mejó y tó fíjate tú y le preguntó que ¿si esa mejoría de ánimo se debía a la muñeca hinchable? Y le contestó su amigo que las muñecas esas estaban ya pasá de móa, que lo que se llevaban ahora eran los cocodrilos del Nilo.

¡Vete a hacer puñetas Manué¡ Siempre con tus tonterías haciéndome perder el tiempo.

Que no picha, eso mesmo le dijo er tío de la coleta, que no se lo creía. Entonces el otro se lo llevó a su casa, pa hacerle una demostración in situ del arte que tenían esos cocodrilos.

Manué, a ti te cuentan un chiste en el bar de los jubiletas, lo arrebujas, y luego me lo sueltas a mí como si fuera un acontecimiento real. ¡Con la prisa que tengo yo¡

Cucha, deja que t’acabe de contá joé. Pos resurta que una vé que estaban en er salón, er tío se bajó los pantalones y los gayumbos. Dá un sirbío (como si estuviera llamando a un perro) y sale de l’habitación un cocodrilo de cinco metros con  la boca abierta, le cogió er ciruelo y le hizo una marsellesa ¡que pa qué te cuento!. Cuando ya acabó, agarró un zapato y le endiñó ar cocodrilo dos o tres zapatazos en lo arto la cabeza, y er bicho lo sortó, se fue pa l’habitación y se metió debajo de la cama.
Er coleta se quedó traspuesto.! Si no lo veo, no lo creo, le dijo¡
Entonces el amigo le dijo, ¿quieres probá tú?
Y dice er coleta… ¡Bueno¡ ¡Pero cuando acabes, a mi no me dé tan fuerte con er zapato que hoy me’levantao con jaqueca!

¡Me cago en tó tus muelas Manué, siempre me tomas el pelo con tus pamplinas¡


C. Abril C.

                                                                                                                                

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